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lunes, 26 de noviembre de 2012


Los psicólogos opinan
                
 Lunes, 26 de Noviembre de 2012

            Tras la gran polémica mediática producida a raíz de las declaraciones de una conocida periodista, es lícito preguntarnos ¿Realmente seriamos capaces de recibir un órgano de alguien con antecedentes delictivos que la sociedad rechaza? ¿Va el alma unida a los órganos vitales?

            Para abordar todas estas incógnitas, Idoia Reina, estudiante de psicología, nos da unas pequeñas pinceladas respecto a las creencias irracionales que tiene el ser humano sobre diversos temas relacionados con la muerte, y por ende con un tema cada vez más normalizado como son las donaciones post-mortem:

            “El ser humano está formado por el cuerpo y el alma” (Platón). Tras dicha afirmación, muchas han sido las investigaciones dirigidas a comprobar esta hipótesis. Actualmente la sociedad occidental, vive por y para el cuerpo, dejando de lado totalmente el concepto alma, y la importancia que ésta obtiene en otras culturas, sin embargo, es curioso observar que cuando tenemos experiencias cercanas a la muerte, muchos son los que parecen aferrarse a la existencia de un alma, o algo que nos ayude a creer que nuestra vida continúa aunque nuestro cuerpo se deteriore.

            Es por tanto importante discernir que las creencias que tenemos varían en función de nuestra situación vital, ya que la noticia con la que abrimos este trabajo informa de la opinión de una periodista que pone en duda si es bueno donar órganos de una persona “mala” que es capaz de asesinar a una niña.
            Por ello, estamos ante un debate muy subjetivo, es decir, ante la creencia irracional de que las personas que no actúan como deberían son malvadas, y que tras una vida de crueldad su cuerpo quedaría plagado de actos dañinos, y por ello, sus órganos no serían dignos de donar a personas “buenas” porque en ellos quedaría la presencia de una huella genética.

            En este caso en concreto, no se han donado sus órganos por la muerte violenta que tuvo, pero de haber cumplido los requisitos de donante, ¿quién llevaría dentro de sí el interior del asesino de Salobral?

            Esta interrogante nos lleva a entender por qué en España se da el principio de confidencialidad de los cadáveres donantes, evitando así que la persona que lo recibe, busque información previa del ser que le ha salvado la vida. Así, el enfermo no le debe nada a nadie, y aunque en su interior tenga curiosidad de saber de quien es, debe aceptar que ser donante es un hecho meramente altruista.

            Por su parte, Gurutze Castillo, psicóloga en Bilbao, nos explica:  Los instintos asesinos y pensamientos psicópatas se relacionan con el tema cognitivo. Puede que el tema neuronal intervenga en tales reacciones o en diferentes problemas en las diferentes áreas cerebrales, con lo cual, eso no tiene porqué relacionarse con órganos diferentes al cerebro.

            Se supone que cuando una persona muere, el alma abandona el cuerpo y si uno dona sus órganos, parte de su alma no estará en ellos, ya que previamente, el alma ha abandonado su cuerpo. Este tema, se escapa de la psicología y se deja para la gente que pueda creer en estos temas. Una vez muerta, los órganos de la persona fallecida no guardan nada de esa persona, por lo que cuando se trasplantan no se puede transmitir nada de una persona a otra, ni alma ni nada por el estilo, simplemente vida.


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