Una muerte, siete vidas
Lunes, 26 de Noviembre de 2012
No solo por arrebatarle la vida a una niña de 15 años ha dado de que hablar Juan Carlos Alfaro, el asesino del Salobral. Después de que los órganos de este hombre, donante en vida, no fueran viables, una conocida periodista ha impulsado con sus declaraciones un antiguo debate sobre si con la donación de órganos se trasmite el alma del portador, y en este caso su maldad.
En
España mueren al año unas 350.000 personas, de las que tan solo unas 1.600
pasan el protocolo y son susceptibles para la donación de órganos. “Menos del
1% de los fallecidos en hospital finalmente son donantes”, explica Rafael Matesanz, director de la ONT (Organización Nacional de Trasplantes). Después de
realizarse el trasplante, los
pacientes pasan por una fase de adaptación en la que algunos afirman tener
sensaciones que les son ajenas, un verdadero expediente X.
Las
polémicas declaraciones de la famosa presentadora han afectado negativamente a
asociaciones de donantes que defienden lo contrario. “En un minuto ha destrozado todo por lo que hemos luchado durante años”, declaró la vicepresidenta de ALCER,
una asociación de trasplantes renales.
Las tres
religiones mayoritarias (cristianismo, budismo e islam) apoyan y fomentan la
donación y trasplante de órganos. “El alma es algo espiritual que infunde Dios
en el hombre, no tiene nada que ver con lo meramente material” explicó el
párroco Alberto García.
La estudiante de psicología, Idoia
Reina explica que cuando las personas tienen experiencias cercanas a la muerte,
muchos son los que parecen “aferrarse” a la existencia de un alma, o algo que
les ayude a creer que su vida continúa aunque su cuerpo se deteriore. “Ante la
creencia irracional de que tras una vida de crueldad el cuerpo quedaría plagado
de actos dañinos, sus órganos no serían dignos de donar a personas buenas
porque en ellos quedaría la presencia de una huella genética”, expone.
A lo largo de la historia se han documentado numerosos casos. El de Danielle sirvió como fuente de
inspiración para la novela “Corazón Maldito”, e incluso para una película. La
protagonista recibió el corazón de un joven compositor de 18 años, muerto en un
accidente de tráfico. Tras el trasplante experimentó cambios en su personalidad
y comenzó a cantar canciones que desconocía y habían sido compuestas por el
donante, lo que cambió su vida.
A los 34 años, siendo ya una famosa
actriz francesa,el corazón de Charlotte Valandrey, dijo basta y fue necesario
un trasplante que le cambió los gustos y le provocó una pesadilla recurrente.
Pese a ello rehizo su vida y encontró el amor, pero acabó descubriendo que su
enamorado era el esposo de la mujer que le donó su corazón. Esta impactante
historia contada por ella misma en Un corazón desconocido (Martínez
Roca) ha liderado las listas de libros más vendidos en Francia e Italia.
"Pensé que hacer partícipe al mayor número de personas posible me ayudaría
a relativizar y volver a vivir una vida normal... o casi".
La actriz también
experimentó extrañas emociones. Después del trasplante le cambiaron los gustos
y comenzó a tener una pesadilla recurrente en la que presenciaba el accidente
en el que murió su donante. Además, descubrió que su enamorado era el esposo de
la mujer que le donó su corazón. La actriz atribuye a la memoria celular estos
peculiares sucesos.
Esta
teoría, compartida por otros receptores, analiza la capacidad de las células
para almacenar recuerdos, y la posibilidad de que estos sean trasferidos al
receptor por medio de los órganos. Esto explicaría casos como los anteriores en
los que el trasplantado tiene acceso a recuerdos del donante sin siquiera
haberle conocido.
Cuesta
creer que en pleno siglo XXI. supercherías como estas sigan obstaculizando la
verdadera función de los trasplantes. Con una sola donación siete vidas pueden
llegar a ser salvadas, lo que debería poner en balanza la importancia de una
vida con las creencias personales.
(Encuestas en los lados)
